En este precioso lugar conocí el yoga a los 11 años con mi mamá La profesora se llamaba Odette y se decía que ella había estado inválida y se había sanado gracias al yoga. Iba con mi mamá quien iba con un buzo y polera blancos, mi mamá decía que eso era un requisito y que significaba limpieza o pureza. Me encantó el yoga, me pareció divertido y sobre todo muy natural. Me enseñaron a hacer gárgaras de agua con sal y bicarbonato tibias por la garganta y por la nariz … yo soy muy alérgica y eso me ha ayudado toda la vida. Habían arboles frutales y no se podían sacar las manzanas o damascos hasta que se cayeran al suelo. Habían cajones grandes de madera, donde uno se metía y quedaba la cabeza afuera y adentro del cajon subía la temperatura. uno tenia que soportar unos minutos y luego salir y darse fricciones con toallas mojadas y estrujadas con agua bien fría, era exquisito! Y realmente dejar la cabeza afuera del ambiente caliente es muy bueno, comparado con los saunas y Banos de vapor donde el cuerpo recibe los beneficios pero se calienta la cabeza demasiado. Han pasado casi 50 años….voy a ir uno de estos días….a revivir la experiencia…